Agosto 2020


Llego ese momento del año en que nos vamos de vacaciones, con ganas y miedo.
En un año estraño en que nos hemos dejado de relacionar con la gente, no escuchamos a los niños jugar en los parques, no hay abuelos sentados en la fresca.
Nuestras costas no tienen a sus miles de turistas.
Y la España vaciada no se ha llenado de vida como otros veranos.
La naturaleza se ha echó fuerte ante la ausencia del ser humano.
El planeta respiro y los coches se pararon.
Nos faltan abrazos de nuestros seres queridos y nos sobran besos que no dimos.
Pero más que nunca después de 5 meses de encierro, necesito reconectar, necesito este cambio de aires, sentir la arena y las olas del mar recargar pilas junta a mi familia en nuestra casa con ruedas, para seguir siendo fuertes y afrontar lo que está situación nos quiera deparar.

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